martes, 20 de septiembre de 2011

¿Porqué?

Caminaba despreocupada y con pasos amplios, pisando mis jeans azul cielo.
Mi camiseta blanca con mangas cortas llevaba escrito entre muchos colores "Life is good" y valla que me lo tomaba enserio.
Descargué toda la angustia que tenía por aquella charla entre Anahí y Anne, se lo dejaría al destino; que fuera lo que él quisése. Después de huir de allí era lo mejor que podía hacer.
Cuando caminaba en un transe hipnótico por aquellos pasillos tan angostos y llenos de gente, me detenía a observar el techo y nada más me importaba. ¿Qué hay allá? ¿Qué hay arriba? Me preguntaba.
Nada, no hay nada -respondía- salvo que otros dos pisos llenos de chicas con labios rositas y rubor en las mejillas, todas amontonadas y parlanchinas -pensé-
¿Qué hay más allá? -volví a preguntar- Nada, un cielo gris que abraza la ciudad -respondí-  ¿Qué hay más más más allá? -pensé casi en voz alta-
Está Bruno, James, y tu familia -respondí fríamente-
¿Qué hacen ellos? -pregunté-
Talvez te extrañan, talvez te lloran, talvez te recuerdan con meláncolia, talvez.... talvez te olvidaron
-respondí-

—¿Qué te pasa Eli? Estás como perdida  —interrumpió Charlie aproximándose amí
—¿Eh?
—¿Qué pasa con ese cerebrito tuyo que te trae tan pensativa?
—Eh, claro. Toma  —dije sacándo los boletos para la tocada de Leonardo
—Oh, te invitaron. ¿Quién? Fue Gustavo, Abraham o...
—Quiero que vayas conmigo
—Eh sí sí, pero... -decía pensativo-
—Ah claro. Te ha invitado Leonardo. ¿Cierto?-preguntó-
—Sí, lo hizo. —dije ruborizada—
—Oh, Elizabeth... —dijo boquiabierto—
—No es para tanto, son sólo unos boletos. —dije despreocupada—
—Uy pero -continúo con tono pícaro-  te habló, y quiere que vayas a su tocada. Eso me suena a aaaaamor...
—Ay que pesado eres Charlie -interrumpí- ni que fuera la única chica a la que invitó...
—Pues no, irá la mayoría del campus, los de nuestro grado
—¿E-en serio? -dije un poco triste-
—Sí, el objetivo de Leonardo esque el lugar esté lleno para recibir buenas críticas.
—Claaaaro. --Confieso que en ése momento quería matar a Charlie--
—Sí...

Bajé la mirada un poco y me puse muy boba, muy... ¿triste? sentía feo en el corazón.
Qué tonta. Qué ilusa. ¿Cómo me puse a imaginar que Leonardo me invitaría exclusivamente amí? Soy toda una papanatas. De seguro pensó: "Uy invitaré a aquella chica rara que babea por mí para que valla a aplaudirme como nunca" "Así me contratará un manager milagroso que me hará mejor que los malditos Beatles" ¡Malditos managers!
—¿Elizabeth?
—Eh...¿Qué?
— Otravez estás navegando en tus propios pensamientos -rodeó los ojos-
—¿Qué? Discúlpa no escuché --Estaba muy ocupada extrangulándote en mi cabeza Charlie-- pensé
—Oh, Elizabeth, de verdad perdóname si herí tus sentimientos -dijo-
—No, no para nada.... Esque... -continué después de una largo suspiro-  tengo muchas cosas en la cabeza.
—¿Acaso estás triste? ¿En verdad te gusta ése Leonardo, ah? -indagó Charlie-
—¡No! Ahora; shhhhh -dije casi gritándo- no valla a ser que nos escuchen y piensen las cosas equivocadas.
—Creo —continúo Charlie— que deberías descanzar.
—Sí...
--Bueno Charlie gracias por joder mi autoestima-- Pensé
—Ya me voy —me despedi—
—No me gusta verte así —dijo—
—¡Ya te dije que estoy bien, maldita sea!
—Ay... perdón, creo que estas alterada... ¿Quieres salir a tomar aire fresco?
—Dije: ya me voy  —respondi—
—Bueno...

Caminé muy muy rápido, escapando de toda realidad.
Pero que torpe me sentía. ¿Porqué me sentía tan mal por algo...algo tan simple?
Como era de costrumbre, después de clases me dirigí a la habitación. Me recosté en la cama y miré el techo blanco que se asomaba desde lejos. Blanco, cada día más pálido, más simple, más sombrío y más insípido.
Rodeé mi cuerpo para no verlo más, tal cosa me ponía aún más triste. Y vaya que más triste no se podía estar...
Recordé algunas palabras de mi vecina Nancy, con quién solía quedarme los fines de semana cuando vivía en mi antiguo hogar. Una viejecita de cabello blanco como la nieve, ojos grises y corazón enorme.

"Corazón que suspira, no tiene lo que aspira.... entonces es amor"

---Entonces el amor se trata sólo de eso. ¿De sufrir?
De esperar, de encontrar de descubrir y finalmente odiar. Un momento... No le quiero temer al amor, lo mejor será no hacerme espectativas falsas. Iré a la tocada ésa, sin falsas  ilusiones. Voy a divertirme. Tengo casi 15 años; ¿porqué no pasarla bien?
Talvez y hasta... Leonardo y yo la pasemos bien. Quiero decir... sin nada de cosas de amor.----

Ése último diálogo conmigo misma me sirvió de algo, me alimentó el alma y me dió fuerzas.

—¿Elizabeth?— decía una voz desde afuera.
—¿Quién es?—
—Pues ¿Quién va a ser? Abre, cabeza de chorlito—
Definitivamente era Anne a la puerta.
—Enseguida le abro su majestad dije con sarcasmo
Abrí de golpe y ví sus ojos marrones que buscaban un abrazo, tenía un brillo en el rostro y una sonrisa inusual.
—¿Qué pasa?
—Hice las pases con Anahí... -dijo eséptica-
—Wow...
—Bueno... ¿No me vas a invitar a pasar? Esto debemos de platicarlo.
—Eh sí sí, pasa...
Entró e inspeccionó el lugar. Mira alrededor constantemente. Hizo unos gestos raros y miro la cama aún desordenada con discos alrededor. De nuevo el gesto extraño.
—¿Qué tiene? -pregunté confundida-
—Nada... algo tienes. ¿Qué te pasó?
~Mierda, como sabe todo lo que me pasa~  pensé
—Tengo sueño -mentí-
—Ajaáámmm— me dijo mirándome fijamente a los ojos
—Bueno... ¿no me vas a contar lo de Anahí?
— Me pidió disculpas, en fin... fue una cursileria. La conoces bien...
-asentí con la cabeza-
—Bueno -continuó- la cosa es que estamos bien. quiero decir.... se puede decir que me agrada un poquitín... -dijo en voz bajita-
--¿Qué no la odiaba?-- pensé
¿Qué cosas pudo haber dicho Anahí para que se solucionara? En verdad, Anne y Anahí eran ciertamente, almas complicadas...

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